AMO Y DIO SU VIDA

El 25 de marzo nos brinda una ocasión propicia para actualizar nuestro compromiso con la vida y la familia.

El 25 de marzo nos brinda una ocasión propicia para actualizar nuestro compromiso con la vida y la familia.

 

25 de marzo. Día del Niño por Nacer: Ama, celebra y defiende la vida

El 7 de Diciembre de 1998, el entonces presidente argentino Carlos Saúl Menem, declaró el 25 de marzo "Día del Niño por Nacer". La fecha fue escogida por ser el día en que los católicos celebramos la Fiesta de la Anunciación, cuando Jesucristo fue concebido en el seno de María.

En distintos puntos del planeta, la celebración marcó una opción positiva a favor de la vida y el desarrollo de una cultura que asegure la promoción de la dignidad humana en todas las situaciones.

La celebración del Día del Niño por Nacer es una ocasión para lanzar una vez más un llamado a los cristianos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a que reciban el grande y misterioso don de la vida que brilla en cada ser humano, especialmente en aquel que está en espera de nacer. Todos hemos recibido la vida como un don y por eso, amar, celebrar y defender la vida ha de brotar naturalmente desde lo hondo del corazón de toda persona capaz de reconocer esta verdad.

La razón humana se abre al misterio de la vida y lo sondea. La ciencia nos enseña que el ser humano empieza a existir como tal en el momento de la concepción, cuando apenas es sólo una célula; y desde allí prosigue su desarrollo hasta su nacimiento. Las circunstancias que rodean este hecho pueden ser variadas, hasta dramáticas: el nuevo ser puede ser querido o no deseado, quizá no esperado; haber sido generado por amor o en la violencia, en el calor de un hogar o en la frialdad de una irresponsable inconciencia. Pero ninguna de estas circunstancias modifica la verdad científica, que se mantiene incólume y no cambia: estamos frente a un ser humano, tan valioso como uno ya nacido.

La vida, que es obra de Dios, no se debe negar a nadie, ni siquiera al más pequeño e indefenso de los niños por nacer.

Dejémonos interpelar por la verdad. La muerte no puede traer paz a la sociedad, menos aún al corazón de la mujer madre. La legalización del aborto es una estafa, no soluciona nada. Trabajemos juntos soluciones auténticas y realistas a los problemas sociales, y digamos un “sí” generoso al amor auténtico y a la verdad acerca del hombre y de los designios de Dios para él.

 

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